Las disciplinas de descenso por tubo - bobsleigh, skeleton y luge - a pesar de ser visualmente muy diferentes, comparten muchos conceptos básicos en lo referente a la conducción.

Las dos características más particulares en este pilotaje son la estrechez de la pista, que no permite modificaciones de trayectoria muy amplias y, sin duda, el cortísimo plazo de tiempo que transcurre entre una curva y la siguiente, lo que exige una perfecta memorización del trazado y muchas bajadas de entrenamiento para poder reaccionar.

ARRANCADA

Es la parte más importante de la bajada ya que, además del tiempo que se puede ganar con una arrancada más rápida que el rival, la velocidad alcanzada será la velocidad de partida de todo el resto de la bajada.

Al no tener que frenar, esa velocidad extra se mantiene en todo el descenso y no se pierde en la primera frenada fuerte como ocurre en los deportes de inercia. Una décima de segundo ganada en la parte inicial vale más que la  misma décima lograda casi al final del recorrido.

Es habitual que la arrancada se entrene durante todo el año con vehículos adaptados con ruedas.

RECTAS

Los patines o cuchillas ofrecen la menor fuerza de rozamiento cuando están situados perpendicularmente al desplazamiento del vehículo. Por ello es fácil concluir que es importante torcer lo menos posible.

Sin embargo la pista es estrecha, lo que hace que una ligera desviación haga que contactemos con las paredes laterales, por lo que añadiremos un rozamiento extra que nos frenará.

CURVAS

La característica principal de las curvas es que están fuertemente peraltadas, por lo que la conducción es muy diferente a la habitual con curvas sin peraltar. La fuerza centrífuga mantiene al vehículo subido al peralte, que "conduce" al vehículo, por lo que realmente no torcemos, sino que ajustamos la trayectoria ligeramente más arriba o abajo del mismo.

Cualquiera que haya practicado ciclismo en un velódromo sabrá que los peraltes de gran inclinación tienen una velocidad mínima de paso por debajo de la cual te deslizas hacia la parte inferior. Pues bien: en el hielo sucede algo parecido.

Si entramos a una curva peraltada y dirigimos el trineo demasiado hacia la parte superior del peralte para la velocidad que llevamos en ese momento, en seguida la fuerza de la gravedad nos impulsará hacia la parte inferior.

A la inversa, si entramos a la curva demasiado bajos en el peralte para nuestra velocidad actual, la fuerza centrífuga nos expulsará hacia la parte superior del peralte. En función del tipo de la curva pueden suceder dos cosas:

- Al ascender descontroladamente por el peralte alcanzaremos una línea demasiado elevada para nuestra velocidad, por lo que volveremos a bajar, aceleraremos, volveremos a subir, etc. Se trata de una trayectoria oscilante que puede verse en las retransmisiones por TV y que nos hará perder tiempo respecto a la trayectoria ideal, con una altura constante. En la practica, existen curvas muy largas - de unos 360º - en las que es prácticamente imposible evitar un ligero bamboleo de este tipo, pero en curvas más cortas debe de tratar de evitarse. 

- Si esta ascensión descontrolada por el peralte nos sucede hacia el final de la curva, puede suceder que esta, literalmente, se nos acabe, por lo que bajaremos bruscamente en el inicio de la recta siguiente, con el consiguiente peligro de vuelco o golpe.

Además, los pilotos intentan "bajarse del peralte" justo al final de la curva para que este descenso les de un impulso adicional en la recta siguiente.